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El pasado viernes 15 de junio salían a saludar las actrices y actores de «Patty Diphusos«, la muestra de fin de curso del taller permanente de teatro de Mos Teatre.

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Ha sido el «continuará» de un camino que comenzó hace unos meses con mucho trabajo e ilusión y cierra una fase con la misma emoción y esfuerzo. Han sido dos intensas funciones, ¿porqué dos? nos preguntaban algunas personas que han venido a ver el espectáculo. La razón es simple: después de todos los nervios, el cansancio, los agotadores ensayos y mil y un prolegómenos, cuando llega el momento de salir al escenario, todo está tan a flor de piel, que los actores y actrices pasan por una especie de trance en el que les resulta muy complicado ser conscientes del trabajo que están realizando. La segunda función es para eso, y para actuar, para paladear cada segundo de la escena, encontrar nuevos matices, empaparse del montaje, de las nuevas aristas y la nueva dimensión que siempre aparece de repente en los personajes que interpretamos (si hay un buen trabajo previo detrás) y lo más importante, para mirar a la compañera o compañero que tienes delante y escucharla o escucharlo.

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No sabemos si está mal que nosotros, los directores, lo digamos, pero las actrices y actores estuvieron bravas y bravos en sus papeles. El reto no era sencillo: entrar en el universo de Almodóvar y sus personajes no es sencillo pero sí muy agradecido. Como dijimos el primer día de ensayos, entrar en la mirada de Almodóvar es dar rienda suelta a las miserias de los personajes, vivir sus tragedias y su autenticidad desde la comedia y el drama más profundo ¡Y todo el color!

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Nuestro objetivo era el de convertir a la espectadora o espectador en una portera (que bien podría ser Chus Lampreave), alguien que de manera pornográfica, se asoma por la cortina de nuestra ventana y ve lo peor de nosotras/os, nuestro lado más grotesco y también más apasionante. Éste era el punto que queríamos transmitir.

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Hemos abordado los textos que más nos han gustado del autor manchego y que sabíamos que supondrían un reto individual para cada alumna/o, por eso, hicimos un reparto de escenas minuciosamente seleccionado.

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Las actrices y actores agarraron cada personaje con ahínco y lo más importante para un intérprete, curiosidad. Durante todo el proceso de ensayos nos hemos empapado del lenguaje y la mirada del maestro Almodóvar y el resultado ha sido una maravillosa experiencia que hemos compartido con nuestras alumnas/os y con las espectadores/es que han estado con nosotras/os estas dos funciones.

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Después de todo ese esfuerzo, lo siguiente ya fue escuchar sonar a Lucho Gatica y sus «Encadenados» que el director usaba en «Entre Tinieblas» y ver aparecer a «La Agrado» de «Todo sobre mi madre» que al igual que todas/os los miembros del reparto nos ha demostrado que cuesta mucho ser auténtica, señora, y que no hay que ser rácana en estas cosas, porque una es más auténtica cuanto más se parece a lo que ha soñado de sí misma.

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