Cuando empieza el curso siempre está esa curiosidad; «¿qué montaje de fin de curso trabajaremos? ¿Qué papel o papeles tendré que interpretar?». Disfrutan o sufren (normalmente lo primero), pero viven el proceso hasta llegar a ese momento final. Llegamos al final del segundo trimestre y repartimos los textos. Después de trabajar a Almodóvar el año pasado, las expectativas estaban altas. La respuesta es Alfred Hitchcock: cine clásico llevado al teatro, escenas intensas, antihéroes, psicópatas y muchos crímenes, unos perfectos, otros no tanto. 

Ha sido un camino complicado, el conjunto del montaje comprendía un total de once escenas del cine de Hitchcock (desde «La Soga» hasta «Psicósis«, pasando por «Rebecca» o «Marnie la ladrona» entre otras) con ocho actrices y actores para representarlas. Todas ellas debían interpretar diferentes papeles, algunos se repetían, pero en su mayoría, debían componer diferentes contextos para trabajar sus personajes. 

El 6 de julio llegábamos a la Sala Ultramar para estrenar «Crímenes encadenados«. Colocamos la escenografía, nos pusimos el vestuario y por primera vez, las alumnas y alumnos del Taller permanente de teatro de Mos Teatre se vieron dentro del montaje completamente, como una pieza más del engranaje de una máquina que no tardaría en empezar a funcionar.

Nervios y una adrenalina siempre necesaria, los terminó de colocar en un sitio perfecto. El público entraba y llenaba la sala, sonaba el tema de «Vértigo» y daba comienzo el espectáculo. 

Ha sido un fin de semana muy emocionante, no sólo por el resultado, con el que también estamos muy satisfechos, sobre todo, por tener la oportunidad como docentes, de ver crecer a nuestras alumnas y alumnos en este camino de la actuación.